"Hoy tenía la certeza de que me abrazaría y me besaría, de que adoraría mis gritos y de que sólo con ver mi mirada se enamoraría perdidamente de mí y no nos separaríamos nunca. Tenía la certeza de que aunque hubiera cientos de chicas más, yo sería su elegida; me agarraría por la cintura y escaparíamos de allí envueltos por la pasión. Todo para mí, y sosteniéndome entre sus brazos, rozaría suavemente mi cuello con sus labios hasta que sus punzantes colmillos me penetraran la yugular."

Estos pensamientos rondaban las cabecitas de tropecientasmil hormonas femeninas histéricas y eufóricas a la espera de ver a un individuo del que si conseguían una sonrisita se podían dar con un canto en los dientes. Pero como sus espectativas estaban muy altas y muchas niñas ni siquiera han conseguido arrimarse a la puerta del edificio donde estaba el susodicho, se van llorando indignadas por, según ellas, la mala organización del evento.
En fin, ellas sí que son como vampiros, chupasangres.
Otra vez será, o no...
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